“El éxito llega para todos
aquellos que están ocupados buscándolo.”
Henry Thoreau
La existencia y difusión de los
“estándares” o normas de calidad ha prendido el motor en un nivel de esfuerzo
adicional en las organizaciones, ya que además del deber de cumplimiento de sus
propios modelos de trabajo, se ha sumado el “estándar” que desde dos
perspectivas puede ser visto como: otro modelo para asegurar la calidad o como
un sistema de gestión que sirve para implementar, controlar y mejorar los
logros una vez obtenido el sello de certificación.
Algunas críticas
hacia los estándares de calidad y del modelo que conllevan, se refieren muchas
veces al exceso de burocracia y la posibilidad de un cumplimiento que no va más
allá de lo formal; lo que da pie a pensar, que no hay una comprensión de los
principios de la calidad, evidenciado en una falta de cultura frente a esta y
de la proliferación de una visión cortoplacista.
Los estándares de
calidad pueden ser usados para que las organizaciones sean más productivas,
cumplan con las expectativas de sus clientes, sean amigables con el ambiente y
garanticen la sostenibilidad. Sin embargo, el sólo estándar no es suficiente
para alcanzar lo anteriormente mencionado; también es necesario desarrollar
paralelamente un sistema de gestión que integre compromiso, desde la alta
dirección hacia todos niveles de la organización, que pueda presentar
resultados traducidos en utilidades y como consecuencia, un ambiente de trabajo
agradable para todos sus miembros. Todas las personas deseamos un ambiente
laboral adecuado, mejores prácticas, un desarrollo sostenible; deberíamos
entonces, dejar de lado el pensamiento de que la certificación es un sello más
por el que se paga o por el que se cobra, que se luce en los portafolios,
páginas web, entre otros medios, y comenzar a vivir plenamente su
funcionalidad.
Por lo anterior,
sólo si somos conscientes de que “hay beneficios más allá de los sellos de
calidad” podemos dejar de lado justificaciones equivocadas y que conducen
finalmente al fracaso. Tengamos en cuenta que:
- Los procesos de calidad pueden parecer largos en su implementación pero no significa que no puedan evidenciarse mejoras mientras esto pase.
- Los procesos de calidad deben ser implementados a conciencia y no dejar pasar ningún ámbito que corresponda a la gestión empresarial, marcando un compromiso de todos y para todos los miembros de la organización, para buscar la mejor manera de llevar a cabo el desempeño de las actividades diarias.
- La certificación más que un sello, corresponde a la “confianza” generando tranquilidad hacia todas las partes interesadas.
El reto de las organizaciones está en convertir entonces sus Sistemas de Gestión ( 9000, 14000, 18000, 27000) y los ciclo de mejora continua planteados por la ISO en modelos organizacionales hacia la excelencia operativa, que realmente logren el objetivo de reducir costos y generar mayores ingresos y rentabilidad para cada tipo de Negocio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario